Más madera: ¡indigne-vous!

Assaig sobre la lucidesa

Assaig sobre la lucidesa
25/09/2019

La ceguera implica no ver. Y no ver conlleva, en un sentido más figurativo, falta de lucidez. Ceguera y lucidez van de la mano. Como lo van también Assaig sobre la lucidesa y Assaig sobre la ceguesa, que siendo novelas independientes tejen entre ellas un hilo de continuidad. Ambas obras, escritas por el premio nobel José Saramago, se titulan “ensayo” como un aviso explícito de que aunque su contenido sea de ficción, puede ser de los más verdadero y cotidiano. O quizá no, y solo se esté dando abono a la distopía de políticos terribles y villanos que, tal vez, ya estemos habitando. O tal vez no.

En esta adaptación sobre escenario, sus cinco protagonistas nos trasladan a una crisis de democracia (¡bingo! ¡temática ganadora! ) donde el escándalo no viene por no votar sino por hacerlo masivamente en blanco; no nos encontramos pues frente un pueblo pasota sinó hastiado. A partir de allí, el gobierno actúa como el más impecable de los dictadores: creando caos, sembrando terror y buscando chivos expiatorios en un final, a mi entender, un poco precipitado.

Adaptación correcta, buena narrativa argumental, escenografia minimalista y simbólica, interpretación solvente y temática de interés. Sin embargo, la suma de estas partes no alcanza la riqueza de matices ni la profundidad de la novela original. Algo difícil de captar en un formato escénico como el de esta obra que, por su tremenda valentía, se debe de recomendar. Aunque solo sea para cuestionarnos sobre la certeza o el populismo de las teorías conspiratorias que Assaig sobre la lucidesa nos presenta. ¿O es que acaso Samarago no quería hacernos pensar? No fuera que los ciegos seamos nosotros…

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