Alta densidad narrativa

Només la fi del món

Només la fi del món
16/02/2020

Només la fi del món, es toda ella intensidad. El espectador no alcaza, entre clímax y clímax, poder distenderse, coger aire ante la resolución de la tensión venidera. Se ha prescindido de vestuario vistosos, de idas y venidas de acción y de escenas de la vida cotidiana, para que la palabra tomara todo el protagonismo. ¡Pero qué palabra! Densa, afectada, rumiante –yo pienso, yo pensaba, sí, yo así lo veía y yo así lo veo-que sería exquisita para una novela con narrador omnisciente pero desprovista de toda naturalidad en el lenguaje oral y menos aun, familiar.

La nueva propuesta de Oriol Broggi es una historia que narra la vuelta a casa de un hijo, que a las puertas de los 34, está a punto de morirse. Aunque no será recibido como un pródigo, sino entre los viejos fantasmas y los reproches contenidos de antaño. La madre, la hermana, el hermano y su pareja: todos tienen algún lamento, algún malestar que expresarle. Pero no lo hacen a través de interacciones vivas y dinámicas, sino en parlamentos, en largos monólogos que restan credibilidad a la obra. Aunque para ello ponen gran empeño y calidad interpretativa todos los actores, especialmente Claudia Benito, en el papel de Suzanne, con una actuación bien pautada, representando el arquetipo de hija que nunca abandona el hogar.

Si bien Només la fi del món es una obra ampliamente traducida, con bagaje sobre los escenarios e incluso en la gran pantalla, en esta adaptación no ha alcanzado la mejor de sus versiones, basada en una hiperpoderación de la palabra y en una puesta en escena lenta, espesa y asfixiante.

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