Un Déu Salvatge se mueve entre la comedia y la realidad para evidenciar el patetismo de los adultos en determinadas situaciones.
Dos matrimonios se reúnen para hablar sobre la pelea violenta que han tenido sus hijos (uno ha roto dos dientes al otro) y ver el modo de que los niños se reconcilien. A partir de esta premisa lo que al principio es un encuentro formal y educado, se convierte en un maremágnum de insultos e hipocresías donde afloran los egos y las situaciones personales de los cuatro protagonistas detalladamente encarnados por Pere Arquillué, Laura Aubert, Ivan Benet y Laura Conjero.
La escenografía sencilla de cuatro butacas y una mesa incluye copas, revistas, botellas e incluso un secador de pelo que da mucho juego, sin olvidar un maldito (si, maldito) teléfono movil con llamadas y respuestas urgentes que contribuyen a aumentar el malestar entre los protagonistas.
El texto de Yasmina Reza desvela situaciones divertidas e incluso inverosímiles y la puesta en escena juega con la camara lenta y las luces para sacarnos de la trama y devolvernos pensando que a partir de ese momento todo va a fluir mejor, lo cual no siempre ocurre.
Un Déu Salvatge cuenta con todos los elementos para pasar un buen rato y reírte de las muchas situaciones absurdas por las que todos pasamos en algún momento.